Santo Domingo, R.D. – 17 de noviembre de 2025
La República Dominicana, bendecida con miles de kilómetros de costas paradisíacas, enfrenta un desafío ambiental que toca directamente su principal motor económico: el turismo. La erosión costera, acelerada por el cambio climático, el aumento del nivel del mar y, en gran medida, por la intervención humana no planificada, está devorando playas icónicas en puntos neurálgicos como Punta Cana, Puerto Plata y Samaná.
Causas y Consecuencias del Deterioro
La erosión costera no es un fenómeno aislado, sino la suma de varios factores:
- Fenómenos Meteorológicos Extremos: Las tormentas y huracanes, cada vez más intensos, arrastran toneladas de arena en cortos períodos de tiempo.
- Aumento del Nivel del Mar: Con el calentamiento global, el mar avanza lentamente, reduciendo el área seca de las playas.
- Intervención Humana: La construcción de infraestructuras hoteleras demasiado cerca de la orilla (línea de costa), la remoción de dunas de arena naturales y la destrucción de manglares (que actúan como barreras naturales) eliminan la defensa natural de las playas.
La consecuencia directa es la pérdida de arena, lo que obliga a muchos hoteles a recurrir a costosos proyectos de regeneración artificial de playas, que son soluciones temporales y, a menudo, alteran el ecosistema marino local.
El Impacto en la Economía Turística
La belleza de las playas dominicanas es el principal atractivo para millones de turistas internacionales. La pérdida de arena no solo afecta la estética, sino que pone en riesgo la sostenibilidad a largo plazo del sector. Si las playas desaparecen o se vuelven inusables, la competitividad del país como destino de sol y playa se ve comprometida.
Organizaciones ambientales y expertos en planificación urbana han advertido que el país debe priorizar la adaptación costera. Esto implica imponer normativas estrictas de construcción, invertir en soluciones basadas en la naturaleza (como la restauración de arrecifes de coral y manglares), y educar al sector turístico sobre prácticas de desarrollo sostenible.
Hacia una Gestión Integrada
El debate político y ambiental se centra ahora en la necesidad de crear una Ley de Ordenamiento Territorial y Uso de Suelo que sea estrictamente aplicada en las zonas costeras. Los ambientalistas insisten en que las medidas no pueden ser puramente reactivas (como la regeneración de playas), sino que deben ser preventivas y de largo plazo, garantizando que el desarrollo turístico conviva con la fragilidad del ecosistema costero.
La erosión costera representa un claro ejemplo de cómo el cambio climático actúa como una amenaza directa a la economía y al paisaje natural del país, demandando una acción política coordinada e inmediata.